domingo, 17 de enero de 2021

Contaminación mortal


Contaminación Mortal 

Más de 17 mil muertes al año por mala calidad del aire y agua obligan a crear políticas de Estado.


Por: EDITORIAL                                                                       
26 de enero 2019 , 11:52 a. m.

 La cifra de 17.500 muertes cada año tiende a convertirse en un monstruo amenazante si se tiene en cuenta que son causadas por la contaminación del aire y la mala calidad del agua, y que la mayoría pueden ser evitadas. Esta conclusión es el resultado de un análisis del Instituto Nacional de Salud (INS), el primero en cuantificar el impacto que sobre la salud y el bienestar tienen los riesgos ambientales.


De hecho, la contaminación se ubica como la séptima causa de pérdidas de años de vida saludable, por encima de otros factores considerados lesivos como las enfermedades renales, el colesterol elevado y el bajo peso al nacer: un registro epidemiológico que no puede dejar tranquilo a nadie.

Pero quizás el hallazgo más serio en este contexto es la alta mortalidad que genera respirar constantemente el material particulado producido por los motores de combustión, en especial diésel, y el de las emisiones industriales, condiciones que resultan de la acelerada urbanización sin planeación, la baja disponibilidad de vehículos de transporte público operados con energías limpias, la laxitud en los niveles permitidos de contaminación y la falta de control sobre las empresas irresponsables.

El panorama se ensombrece ante la evidencia de que 7.230 personas que mueren por infartos –la primera causa de muerte en Colombia– y 3.873 por enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc) tuvieron como causa principal el material particulado suspendido en el aire, un tipo de contaminación que, incluso, muchas autoridades consideran inocuo y desconocen, cuando dos de cada tres muertes asociadas a la contaminación son culpa de tales residuos. Sin dejar de lado los daños que deja la carencia de agua potable que padecen la mayoría de municipios del país.

A lo anterior se suma que, en términos de productividad, el informe del INS encontró que cada año, el país pierde cerca de 550.000 millones de pesos por las muertes prematuras de personas en edad productiva causadas por estos factores, sin contar los onerosos recursos que destina el sistema de salud para tratar enfermedades, abordar convalecencias y pagar incapacidades.

Es hora de acabar los eufemismos y tomar en serio esta situación, bajo la premisa de que es inaceptable partir del precepto según el cual estas cifras se equiparan a las que presenta el mundo en materia de contaminación de estos elementos.

Las autoridades de salud y ambientales están en mora de proyectar políticas consistentes para atenuar este tipo de riesgos con verdaderas políticas y tareas de Estado. Ello empieza por abordar el problema con una mirada transectorial, y frente a este nadie puede voltear la espalda.

Un buen paso sería consolidar, más allá de los discursos y las declaraciones evasivas, la Comisión Intersectorial de Salud Pública, creada por la Ley 1438 de 2011, de la cual forman parte los ministros de Agricultura, Salud, Trabajo, Minas, Educación, Ambiente, Vivienda, Transporte, Cultura, la Presidencia de la República y Planeación Nacional.

Todo un consejo de gobierno que tiene, ante el informe del INS, un reto ineludible: mermar las cifras de estas muertes.

FUENTE:  Tomado del portal del periódico informativo El Tiempo

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